sábado, 7 de noviembre de 2009

Y por qué no?

Me gustan los viernes. Pasan muchas cosas, como que voy a entrenar (es como le llamamos en mi barrio a quedar los amigos un viernes por la tarde y echar un partido para acabar casi todos picados), que veo a mis colegas, que se acaba la parte lectiva de la semana, y este finde, encima, se añade el tema del puente. Eso alegra. El caso es que no sabía qué más poner en esta entrada, pero quería poner algo más. Habrá que resignarse.
Solo dejo una cuestión en el aire. Hay días que uno se encuentra muy suyo (de uno mismo, para más inri). Esos días siempre hay alguien que no te conoce y te quiere conocer, o cree conocerte, que se acerca a ti y te pregunta si te pasa algo malo. Es en ese momento en el que se mira con cara de escepticismo a ese tipo o tipa, y se le dice que son esos días del mes, intentando gastar una de esas bromas sin gracia que colman el día de todo imberbe. Él, pequeño e ingrato iluso, te pregunta por qué. Me revientan ese tipo de personas. Es en esos momentos en los que se le suelta un ¿Y POR QUÉ NO...? Porque las mismas razones que mueven a hacer algo pueden mover a hacer lo contrario, pueden hacer reaccionar para cambiar la monotonía del día a día. Esos días en los que se cruzan los cables, y se decide hacer algo para acabar de una vez por todas con el aburrimiento son mucho mejores que los viernes, salvo, claro está, que esos días sean también un viernes. Hala a pensar!

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