lunes, 5 de enero de 2015

Adios y hasta ahora

No sé si todavía existe alguien que se moleste en leer esto o pasarse por aquí. Me gustaría pensar que sí y precisamente por esa razón, después de tener el blog abandonado durante años, pongo aquí esta entrada para avisar de que muevo toda mi obra (bueno, no toda, la que me interesa, la que me gusta, la que me tiene contento) a un blog de Wordpress, esa plataforma de pijos sibaritas que presume de ser mucho mejor que Blogger pero no lo es tanto (no lo es).
Por favor, si os enteráis de esto hacédmelo saber. El feedback ese que tanto quieren muchos y que yo tuve en una escala muy casera y acogedora es algo que querría recuperar. Por eso, permitidme que me entere de que os habéis enterado o el entendimiento mutuo se desentenderá de este lugar. Ya me callo. Si os interesa, aquí estaré a partir de ahora: Defenescritura Dura, compartiendo casi todo lo que escriba y me interese que vea la luz.
Felices reyes malditos. Os dejo con jazz del bueno.


(seguramente borre este blog en mayo. si no os leo a ninguno por esos otros lares de los que os hablo, buena suerte y que la vida os trate bien)

lunes, 18 de marzo de 2013


Cierro los ojos y me enfrento a mí mismo. Estamos de pie, uno frente al otro, en silencio. Entre los dos hay un enorme cuenco, lleno de un barro de colores imposibles de identificar. Puedo distinguir el color de la humedad las mañanas de lluvia. Puedo distinguir el color del lienzo que hay detrás de cada cuadro. También el de las nubes que quieren ser más.

Pasan los segundos, y mientras uno de nosotros pierde pelo y gana arrugas, el otro se encoge infantilmente. Es entonces cuando el bebé se acerca al anciano y lo coge en brazos. Le lleva hasta el cuenco, y le lanza sin compasión. El barro pasa de tener mil tonalidades a tener el color de la estática. Lo que emerge ya no soy yo. Es una sombra, pero hecha de humo. Quema los ojos y atrofia la nariz. Durante una eternidad me miro. A un lado el bebé, fuerte como una metáfora. Al otro, el monstruo, más fuerte aún, y más temible, pero aterradoramente confuso. Entro en la sombra. Entro en el bebé. Nos miramos de dentro afuera. Somos un espejo hecho de plasma, unido a la consciencia. Y somos el reflejo, oscuro y deshonesto que perturba observar. No hay escapatoria. No la buscamos.


jueves, 25 de octubre de 2012

Es una mañana triste y húmeda


Es una mañana triste y húmeda, de ésas que merece la pena aprovecharse. Caminas a través de calles, avenidas, plazas y parques, para encontrarte admirando el relieve de la ciudad estampada contra los árboles de una colina. Las nubes grises y el suelo mojado son testigos de una lluvia intermitente que te alcanzará tarde o temprano. Ojalá sea pronto…
Encuentras un porche entre los árboles bajo el que podrás esperar al aguacero para completar la escena. Aquí viene: Primero, un viento frío, pero calmado. Te arropas, abotonando la chaqueta, mientras las primeras gotas de agua caen con inocencia. El sol se cuela entre el cielo encapotado. Sacas el mechero y das una honda calada. El mismo humo que te encoge los pulmones sale luego con mimo. Piensas en que nunca antes te habías parado a disfrutar de una mañana como ésta, y te alegras. Te alegras de cambiar.

Te colocas los cascos. Llevas tanto tiempo con ellos puestos que no te imaginas como es ir por la calle sin música. Un ruido blanco, melódico y sereno envuelve la experiencia, mientras la lluvia empieza a apretar. Entre canción y canción puedes oir a las cigarras, los pájaros, y a lo lejos, el tráfico. Dos desconocidos, probablemente atraídos por la misma razón que tu, llegan al porche. Una cámara les deja captar el momento, aunque dudas que la sensación pueda compararse. Visualizas el humo dentro de tu cabeza mientras das otra calada.
Has echado raíces, y difícilmente las arrancarás en toda la mañana. Pero no importa. Hay que disfrutar de estos momentos. Coge un libro, cambia la música, agarra papel y boli, disfruta de los sonidos de la ciudad. Todo vale.

domingo, 14 de octubre de 2012

Galletas chinas de la suerte psicodélica


Mis pupilas se abren mientras el verde de la hierba cambia de oscuro a claro y de claro a oscuro. Estoy en medio del mar, y la marea empuja mis pensamientos en direcciones contrarias. Me siento perdido. Me siento iluminado.
Las copas de los árboles, casi negras, se recortan contra un cielo azul grisáceo, y se transforman en una gigantesca bóveda que me hace sentir acogido y desamparado al mismo tiempo. Tiempo… Ya he olvidado lo que significa. Pasado, futuro, adelante, atrás. Esas nociones han perdido sentido, han implosionado y revelado su verdadera naturaleza. Veo lo que debí haber corregido y los errores que cometeré. Veo mi vida y mi muerte. Veo mi nacimiento y mi funeral. Veo lágrimas y veo sonrisas. Me veo a mí mismo, observando todo esto impasible. Pero por encima de todo esto, veo conexiones. Veo el mundo. Veo diferentes realidades que encajan y soportan la nuestra. Veo como las hojas caídas se relacionan con la tierra húmeda por la lluvia y el rocío.
Me miro las manos, escamosas, palpitantes de naranja y azul y verde y morado. Entre los dedos flojos, un boli intenta no ser perdido, y una libreta no puede acoger en sus páginas el torrente de sensaciones e ideas que me desborda. Sé la verdad. La he visto. La he presenciado. Sé cómo funciona el mundo, mi entorno, y es bello, y es simple. Para asimilar todo esto necesito soledad, así que la busco. En medio de todo esto, una duda me come por dentro: mi propia existencia. Había encontrado la paz, había encontrado la verdad, la calma, la felicidad, cuando llega la duda y me paraliza. Es una idea surrealista, lo sé, pero mi mente es incapaz de auto-convencerse de que existe en este mundo. Hace dos minutos, si hubiese muerto, lo habría hecho feliz.
Pero no quiero morir. No por mí. No, por la gente que me rodea y que se preocupa por mí. Yo no me importo tanto, pero ellos sí, y eso hace que merezca la pena la vida. Una idea me asalta. ¿Y si no soy real? ¿Y si no hace falta que me muera? Pero, ¿cómo puede ser eso posible? Si no soy real, ¿de dónde vienen todos estos recuerdos y sensaciones? ¿Qué soy yo?
La paz y la felicidad se vuelven angustia y miedo, y sólo puedo pensar en que no quiero desaparecer en mi paradoja. Soy un niño asustado que llora a gritos por su madre. Soy un cachorro desprotegido, hambriento y frío. Soy la mano que teme ser amputada después de pasar horas enterrada en el crudo hielo. Echo a correr, como si mi perdición me alcanzara el paso, acelerando más y más con cada zancada, buscando una posición elevada, un camino hacia terrenos familiares. La naturaleza, que antes me arropaba, ahora me da la espalda y me confunde. Es mi laberinto, es mi cárcel y es mi tumba. Será mi templo cuando al cabo de unas horas descubran mi cuerpo embarrado y cubierto en sangre. Donde amigos y familiares vendrán para intentar comprender qué me trajo a estas colinas, qué me hizo perder la cabeza.
Encuentro a mis amigos. Soy el único que está asustado, tengo la paranoia metida en el cuerpo, y se la meto a algunos de ellos también. Si comparten mis inquietudes, mejor. Quiero salir de allí, quiero meterme en mi cama, debajo del edredón, hecho una bola, y dormir para siempre. Pero, ¿pueden llevarme ellos a casa? No sé si soy real, por lo tanto tampoco puedo saber si lo son ellos… ¡NO! Tienen que ser reales. Tengo que ser real. Sacadme de aquí. Mantenedme a salvo, y protegeos vosotros mismos. Siento peligro en lo efímero de mis pensamientos. Los arrebatos de angustia, la ansiedad extrema, se intercalan con períodos de serenidad y consciencia. Conseguimos escapar del paraíso. Consigo escapar del infierno. Mi locura transitoria los empuja a la realidad, y mi protección queda asegurada, aunque no mi existencia.
Siento cómo dejamos atrás la vida silvestre y nos adentramos en la urbana. La familiaridad de la escena le da peso a mi cuerpo. Me siento más tranquilo, menos loco. Un sudor frío todavía me recorré las patillas, pegándomelas a la cara y deslizándose por mi cuello.
Todo ha pasado. Me he conocido. Me he aceptado. He entendido. He dudado. He sufrido. Y he vuelto. Necesito algo de música.

“Sé la verdad,
y a partir de ahora mi vida
va a ser aburrida...”


miércoles, 21 de marzo de 2012

Más cara que espalda

¿Cómo empiezo a contaros sobre mi vida otra vez? Weno, empecemos por las frivolidades. La universidad, la mayor frivolidad de mi existencia. Me tiene un poco decepcionado, la verdad. Resulta que estoy estudiando algunas cosas que odio (veánse Economía, la cual aprobé el cuatrimestre pasado no sé cómo; o Estadística, que me trae de cabeza en el cuatrimestre actual), y otras cosas que no provocan mis pasiones, como pueden ser Lengua aplicada al periodismo y otras (no me voy a enrollar, porque si lo hago, malo malo). Debido a esta decepción mía, he sufrido un caso de abandono universitario del cual intento recuperarme en estos momentos. Espero que con éxito.

Una vez he compartido con vosotros mi primera frivolidad, voy con las siguientes. No sé si lo habré comentado ya alguna vez por aquí, pero en mis primeros años de instituto, yo practicaba lo que comúnmente se conoce como Skate. Pues bien. Este año, siguiendo la moda como buen corderito lechal, me ha dado por una cosa llamada Longboarding, que viene a ser como el Skate, pero con tablas más grandes y sin saltos. Es un deporte más de travesía. Tiene otros trucos, como derrapes y demás tecnicismos que no entenderíais. Tengo un vicio con esto importante, y prácticamente salgo todos los días a patinar (aunque esta semana, entre la lluvia y que tengo la rodilla hecha polvo por un partido de "furgol", estoy en mi casa, sin salir, deprimido). Al final de la entrada os dejo un vídeo bonito bonito para que os familiaricéis con él.

Segunda frivolidad compartida. Llega la tercera, y quizás la más impactante. Acompañada de fotografía, además. Resulta, si alguno os acordáis, que en una entrada comenté algo de teñirme el pelo. Pues bien. Llevo desde finales de Septiembre con el pelo verde. Repito. EL PELO VERDE. No es broma, no es un simulacro. Tengo el pelo verde desde hace unos 6 meses, y puedo deciros que esto de los tintes es un coñazo y ayuda a que me quede calvo. Pero me la suda. Me queda divino. Precioso. Increíble. Osea. Y lo mejor de todo es ver las caras de todos aquellos que lo flipan cuando me ven la cabellera. Las reacciones de los niños son las mejores.
Con el pelo verde y patinando. Un remix
Últimas frivolidades que puedo contaros... Estoy intentando conseguir un curro con un colega durante el verano en los Juegos Olímpicos de Londres, y la cosa va viento en popa. Además, me he viciao mucho muchísimo a Twitter. No puedo explicarlo, pero me gusta eso de decir las mierdas y gilipolleces que se me ocurren. También me han descubierto una página de música muy chula llamada 8tracks, en la que haces listas de música, y las compartes con la gente. Salen algunas cosas muy interesantes...

Por último, algo que me avergüenza mucho admitir, y es que llevo meses sin escribir nada. Como ahora se supone que me tengo que poner a tope con todo y recuperar el ritmo (no sólo la universidad, también la autoescuela, este blog, mis relatos... con TODO), voy a hacer todo lo que esté en mi mano por escribir otra vez, que lo echo mucho de menos.

Aquí está el vídeo que os decía de Longboard. Que lo disfrutéis.

Ya me conocéis, y sabéis que tengo más cara que espalda, que me paso el día resucitando este blog de entre los muertos y volviendo a enterrarlo un mes después, así que el mejor consejo que puedo daros es que no os fiéis de mi palabra, que vale menos que la de un escritor. De todas maneras, si aún no habéis perdido vuestras esperanzas en mí y tenéis la bondad de dejarme un comentario, de forma que pueda asegurarme de que todavía sabéis que estoy vivo, lo agradecería, ya que se os echa de menos a vosotros también, que sois mi pequeña familia de amigos cibertrónicos =)
Si hay algo que sí que os puedo prometer es que para Semana Santa os escribo otro relato.

PD: No sé si os acordáis de que iba a cambiar el nombre del blog. Creo que es momento de desvelar el nombre, pero no todavía de cambiarlo oficialmente. THE VOICELESS pensaba llamarlo. Como veis, si lo tradujéramos a la lengua patria, perdería sonoridad.

PD2: Siempre es un gusto descubrir música a la gente, Isra, y más si es un grupazo como And so I watch you from afar.

PD3: Resulta que como parte de una de mis asignaturas tengo que crear un blog de opinión política, social y cultural, en inglés, y había pensao en transformar éste en ello, pero creo que prefiero dejarlo como mi espacio personal, así que he creado otro blog. Si alguno os sentís con las ganas necesarias, y creéis que podéis defenderos con el inglés, os animo a intentarlo y decirme qué opináis. Si lo preferís, también puedo traducir las entradas que vaya poniendo en él (que tienen que ser semanales)y publicarlas allí. Aquí os dejo el enlace del blog. Ya me comentaréis: Oblivion's Private Garden

Abrazos psicotrónicos