jueves, 4 de febrero de 2010

Quien lo iba a decir

Y es que quien lo iba a decir. Hace unos días yo estaba deprimido, taciturno e incluso triste. Pero llega un día como el de hoy, un día tan especial como el jueves anterior por el simple hecho de ser jueves, solo que un poco más. Con el día llega la hora de ir al instituto y yo, pequeño e imberbe iluso bajo a la parada del autobús tan somnoliento e inocente como cualquier otro día. Pero "¡Oh fatalidad!" el autobús no llegaba. Finalmente llegó, a las 8:30, hora a la que casualmente cierran las puertas del instituto, y para mi sorpresa, cuando por fin llego al susodicho, me tengo que quedar la primera hora en un aula de castigo y de 2 a 3 el lunes . Más adelante la cosa mejora, ya que sobre las 12 me dicen que baje a jefatura de estudios, donde me dan una amonestación por llegar reiteradamente tarde a clase (se entienden por reiteradamente tres días desde septiembre, ni uno más ni uno menos, en los que llegue tarde por las mismas circunstancias)con una cara más o menos parecida a esta:


Horas más tarde llego a casa y me pongo a navegar por el internete, con una pequeña sensación de hastío, hasta que me meto en un blog. "¿Qué blog?" cabe preguntarse. Pues al de John Nada, anteriormente mencionado. Cual es mi sorpresa, mi muy grata sorpresa cuando veo que su última entrada va dirigida a mi. Todo el mundo conoce la sensación de ver su propio nombre en algún sitio y pensar "no se dirige a mi... anda que no hay ...(menganitos)... en el mundo". Lo que no conoce todo el mundo es ver que ese fugaz pensamiento que te ronda la cabeza está equivocado, y que sí que se dirigen a ti. Bien, pues yo puedo contarme entre esas personas a partir de hoy =D. Y quien lo iba a decir, porque la persona que más ayudo a que yo me pusiera a esta tarea me ha dicho que se me da bastante bien escribir y me ha animado a seguir(me siento como la típica colegiala de 16 años loquita por los huesos del vampiro u hombre lobo crepusculares que tan de moda están últimamente).

PS: Que ganas me entran a veces de coger una metralleta, un cuchillo o cualquier utensilio que provoque un intenso dolor y matar a algunas de esas colegialas (lo siento, que nadie se ofenda, pero es que esos grititos, esas carpetitas con sus fotos y esos móviles con la canción que se toca en el momento tierno-empalagoso-pegajoso me ponen a morir)...

3 comentarios:

  1. Jajajajajjajajaja lo del autobús te entiendo, soy de pueblo y son mortales, pero que gentuza los del insitituto... castigarte por eso puff...
    Por cierto me lei crepúsculo jajajajaja pero también las mataría...

    ResponderEliminar